Cuando llegó a París, Kenzo Takada encontró la moda parisina algo triste y aburrida. Por eso propuso creaciones intencionadamente coloridas y gráficas.
Y aunque sus favoritos eran los colores primarios y vivos, también le gustaba mezclarlos entre sí y añadirles motivos. Las flores, los animales, los paisajes, la iconografía japonesa, los cuadros y las rayas estuvieron muy presentes.